La vitamina A, también conocida como retinol o antixeroftálmica, es liposoluble.
La vitamina A propiamente dicha es el retinol, pero también existen otras moléculas denominadas carotenoides, que funcionan como pro-vitamina A, ya que se transforman en esta en el intestino e hígado. El más abundante es el β-caroteno con la particularidad de ser hidrosoluble.
Al ser una vitamina liposoluble, puede acumularse en los tejidos provocando toxicidad y dando lugar a alteraciones dérmicas, visuales, óseas y trastornos teratogénicos (malformaciones del feto).